EXPERIENCIAS















¡¡ CALOR !!




(Prueba de Nordic Walking en la 21 Media Maratón de Burgo de Osma)



Calor meteorológico y calor humano. Son dos aspectos de la misma sensación que he experimentado en estos dos días en El Burgo de Osma con ocasión de la participación en la prueba de Nordic Walking celebrada junto a la 21 Media Maratón de esa preciosa localidad soriana el pasado sábado 9 de julio.

 
 

El calor ambiental ha sido intenso, al menos para realizar ejercicio físico. Simplemente diciendo que en el momento de la salida de la prueba teníamos 37ºC es suficiente.

Del calor humano experimentado en estos dos días también puedo decir que ha sido intenso. No por menos esperado, el tiempo que he pasado con mis compañeros del club Ipar Izarra Nordic Walking Bilbao ha sido inmejorable. Y el reencuentro con competidores de otros clubs ha sido de nuevo una gozada.


El viaje lo hicimos el sábado parando a comer en Aranda de Duero. Allí, algunos dimos buena cuenta de un buen asado, aunque los más prudentes y juiciosos optaron por un refrigerio más ligero pensando con toda lógica en la competición de la tarde. Yo no fui de los juiciosos y disfruté de un delicioso “cachopo castellano”.


Llegamos a Burgo de Osma a las 16:30, y rápidamente nos refugiamos en el hotel para escapar del “horno” que había en la calle. A las 18:00 salimos a “aclimatarnos” y a calentar a la espera del “briefing” que tuvo lugar a las 19:00, impartido por Andrés Hidalgo, “Qanzio”, responsable de la prueba de Nordic Walking. Tras el briefing seguimos calentando hasta las 19:30 cuando dio la salida de la media maratón. Unos minutos después se dio la salida a la prueba de Nordic Walking.


Una salida absolutamente modélica. Fue así planeada por la organización, ya que los primeros 400 metros el piso de baldosa de las calles aledañas a la plaza mayor es particularmente resbaladizo, y la directriz era salir despacio hasta llegar a los adoquines y posteriormente al asfalto, donde ya agarraban bien los tacos y se pudo iniciar el ritmo de competición.


Allá arrancamos a todo lo que daba el fuelle, y el fuelle me dio para unos 2 kilómetros. Al ritmo endiablado que marcaban los de delante, me llegó el “muro” cuando todavía no habíamos salido del casco urbano. Tuve que hacer un gran esfuerzo de concentración para recuperar el ritmo de respiración, y esto ocurría mientras iniciábamos el “primer largo”, al lado del rio Ucedo.



Fuera ya del casco urbano, y a la sombra del acantilado oeste que a esa hora ya protegía al río del sol que poco a poco iba cayendo, la temperatura empezaba a acercarse a algo soportable, aunque la sensación de boca y garganta seca como estopa era bestial. Y aunque en una prueba de 8 kilómetros normalmente no suelo hacer uso del avituallamiento, el sábado utilicé todos los puestos de agua que, atendidos por un pequeño ejército de chavales y chavalas voluntarias, consiguieron que no pereciera en el intento. Conté hasta 6 puestos en el recorrido y además uno con una manguera a modo de ducha que usé con alivio en el tramo de vuelta al casco urbano. La subida al puente se me hizo interminable pero me sirvió para recuperar el resuello y afrontar con cierta dignidad la vuelta a la ciudad.


En ese tramo empezaban a pasarnos los corredores de la media maratón que ya estaban por su segunda vuelta al circuito. En el caso del Nordic, dado que las posiciones estaban ya bastante consolidadas, salvo desfallecimiento las distancias con los rivales se mantenían más o menos constantes. Esa circunstancia y el brutal calor hacían el recorrido particularmente duro.


Al final del tramo largo cruzamos el río y tomamos el segundo tramo largo en el que pude disfrutar de verdad del precioso paisaje, y además centrarme en el esfuerzo de la marcha estableciendo objetivos de dar alcance a otros competidores. En los 3 últimos kilómetros, ya repuesto pude intensificar la marcha y obtener unos parciales bastante mejores.


Y cuando crucé la meta, 1 hora y 10 minutos después de la salida es cuando el calor humano se evidenció con más intensidad. A la estupenda labor de los “ángeles del agua” se sumó la amabilidad de las personas voluntarias del recibimiento en meta entregando la medalla de “finisher” y una bolsa de avituallamiento a añadir a la espléndida bolsa del corredor que nos habían dado en la recogida de dorsales.


La labor arbitral fue intensa. Se planteó un reglamente específico, utilizado en Italia, y que fue aplicado con rigor. Esto contribuyó a que se produjeran saltos en las clasificaciones debido a las penalizaciones por tiempo aplicadas por las distintas faltas. Nada nuevo bajo el sol, todas ellas relacionadas con la realización incorrecta de la técnica. Es bastante obvio que la técnica es un concepto que determina la manera correcta de practicar este deporte. Cada cual tendrá su opinión, pero en cada prueba se requiere el cumplimiento del reglamento que define esa manera correcta de marchar. Creo sinceramente que es importante que entre todos, competidores y árbitros trabajemos para que su aplicación contribuya al progreso y evolución del Nordic Walking.


La entrega de premios fue simpática y con mención especial al Nordic Walking, con la presencia del gran atleta Abel Antón lleno de simpatía para cualquier participante que quisiera hablar con él.


Después de la entrega de premios, todos los participantes que lo desearan se encaminaron al “edificio polivalente”, donde se había dispuesto un opíparo ágape. Allí pudimos comentar las incidencias de la prueba y tomarnos el tiempo para charlar tranquilamente con los compañeros del club y de otros clubs que habían participado.


Cuando la cena terminó, la noche era espléndida con unos buenos 24 grados que invitaban a continuar el rato en alguno de los establecimientos cercanos a la Plaza Mayor donde había un buen sarao de música y baile.


El domingo fue de relax con turisteo por Osma, aperitivo, comida y regreso a casa, unas 3 horas de coche.


Escasas 36 horas de viaje, y parecía que llevábamos una semana fuera. Esta es otra de las grandes virtudes de esta actividad, que te ofrece múltiples ocasiones, en competición o en salidas no competitivas, por lugares espectaculares, y lo más importante, compartiendo esta afición con otras personas, igualmente enganchadas a este sanísimo vicio.

 
 

El próximo año será la X Edición de la prueba de Osma, y será posiblemente especial. Aunque cada vez que cojo los bastones, y arranco con un camino, es casi como si fuera la primera vez que lo hiciera. Curioso misterio que tiene este deporte…

Eduardo Gimenez

CD Ipar Izarra Nordic Walking Bilbao (Socio 18)










MIS IMPRESIONES SOBRE EL BURGO DE OSMA 2022



 

 

Un año más, y ya van 5, hemos estado mi pareja Olga y yo en la prueba de nordic walking del Burgo de Osma, después del parón de los dos últimos años por ese virus que nos rodea.



Desde luego ha sido un acierto hacer la salida en la plaza Mayor, coincidiendo con las otras carreras de media maratón y 8km, no como otros años que nos llevaban a otra zona mucho más solitaria. Salimos los últimos después de los corredores, pero es de agradecer sentir el ánimo del público que hay en la zona de la salida.



Antes de empezar la prueba Qanzio dio unas instrucciones básicas que ya asustaron a más de uno y una por su estilo comunicativo 😊. La verdad es que si no se le conoce puede provocar ese susto, pero si se le conoce hay que reconocer que no hay nadie que se brinde más a prestar su ayuda y sus conocimientos para mejorar en este deporte.



Por cierto, el inicio de la prueba estuvo bien planteado, arrancando suavemente para que no hubiera los habituales empujones y adelantamientos arriesgados.



Este año la prueba ha sido de cerca de 9 Km, todo por asfalto, con la novedad de pasar tres veces por la calle Mayor con su piso deslizante, lo que hizo que abundaran los tacos azules de Lodosa NW, que en principio son para lluvia pero que también son muy útiles cuando se quiere que agarren un poco más.



Una tarde con un calor sofocante que se combatió como se pudo con el excelente servicio de los voluntarios dando agua en numerosos puestos.



Hubo cuatro árbitros, dos en bicicleta y dos a pie, que según el comentario general fueron muy estrictos, aunque yo tuve la suerte de no recibir ninguna amonestación verbal ni ninguna tarjeta.



La verdad es que aunque estábamos en peor forma que otros años, concretamente Olga había pasado recientemente el Covid, hicimos una marca muy cercana a la de otros años. Y es que el Burgo parece que saca lo mejor de nosotros.



Al poco de salir nos quedamos justo entre el grupo más adelantado y el más retrasado y así fuimos todo el recorrido prácticamente solos, sin adelantar a nadie, salvo en la recta final, ni que nadie nos adelantara.



Cuando acabó la prueba y nos recuperamos un poco, ¡que bien sienta la sandía!, nos fuimos a duchar al hotel y cual fue mi sorpresa al llamarme Qanzio y decirme que yo había quedado primero entre los mayores de 65 años. Fue una verdadera sorpresa porque me pareció que delante de mí había entrado en la meta algún madurito en edad de jubilación, pero parece que alguna penalización me hizo quedar primero.



Un podium que me supo a gloria, como espero que me sepa el lomo que tuve de premio, junto con la copa de recuerdo. Además, no tiene precio el recibir el trofeo de las manos de la leyenda Abel Antón y aparecer en la foto con él.




Desde luego si no hay causa de fuerza mayor seguiremos acudiendo al Burgo de Osma por lo bonito de la prueba, la organización, el ambiente, la animación, la ciudad, los increíbles alrededores (esta vez tocó el impresionante castillo de Gormaz) y, por supuesto, los torreznos.



Benito Páramo Rosel











Un año más en el Burgo!! Este ha sido....digamos... diferente😬.



Circuito mejorado en relación al de los  últimos años, salida desde el arco y ni rastro de la insufrible gravilla. Todo asfalto, como en los mejores tiempos!!.
 
A cambio hubo que pasar tres veces por la también insufrible calle Mayor, con su resbaladizo suelo, que ni la "cadena líquida" podía controlar. Suerte que los jueces allí miraron poco.
 
Resto del circuito, como siempre, precioso. Y es que El Burgo es mucho Burgo y de Osma.
 
Un recorrido por ambas riberas del río Ucero,  vistas de su Castillo , de su catedral, y de su puente empedrado con su dificil pisada e imposible clavada.
 
Una organización de nuevo inmejorable, y gran despliegue de voluntarios entregados a la causa, con esas duchas móviles que nos regalaban y los botellines abiertos de agua como tentación constante. 
 
Y otra vez una bolsa del corredor como ya poquísimas se ven (o ninguna).
 
Lo mejor: esos abrazos de reencuentro con los amigos del NW Bilbao, del CD Landederra, de Azagra... del CD Alegal's.... UN PLACER que no tiene precio!!
 
Lo peor: el calor sofocante y la sequedad brutal del ambiente que cortaba la respiración. 
 
Bueno,... y esos 4 árbitros que se aparecían a cada momento y por todo el recorrido, cuando menos lo esperabas, y te escudriñaban de arriba a abajo, por delante y por detrás, sin piedad!! 
 
Solo unos pocos (5) fueron los que se salvaron de la quema, el resto descalificados o con tarjetas, todas con penalizacion😱. 
 
Yo no estuve bien, el trancazo de esta semana hizo sus estragos y el calor me aplastó. Seguro que fallé en la técnica, así que ahora toca mejorar🤷🏼‍♀️. Y seguro que la próxima vez lo haré mejor, seguro!!

Gracias Qanzio porque me consta de tu dedicación a la prueba, para que todo estuviera en su sitio y para q todo saliera rodado. Y gracias también por tu esfuerzo en querer salvar la esencia del nordic, que tanto empieza a peligrar, aunque en esta ocasión, todos hayamos salido escaldados en la quema🤣. Gracias!!




SENSACIONES DE LA PRUEBA DE MARCHA NÓRDICA DE EL BURGO DE OSMA


Aunque no soy muy dado a publicar mis actividades, en esta ocasión lo haré con mucho gusto para atender la petición de mi amigo Qanzio para que contase mi experiencia en la prueba de marcha nórdica de El Burgo de Osma, en la que Olga, mi mujer, y yo hemos participado todos los años desde 2016 y nuestra intención es seguir haciéndolo.

Practicamos la marcha nórdica con cierta regularidad, pero no solemos ir a muchas pruebas porque a Olga no le gusta mucho competir y porque casi todas están muy alejadas de Toledo donde vivimos.

Como digo, a Olga la competición no le llama y normalmente le tengo que insistir mucho para ir a alguna, salvo en el caso de El Burgo de Osma, a la que asistimos regularmente sin rechistar.

Esto es así por las características de esta prueba y del lugar donde se desarrolla. Todo suma y desde luego para nosotros son excelentes la organización, el trato y atenciones que recibimos, el recorrido, la fecha, la ciudad, el entorno, ….

En estos años la prueba, que siempre es en torno a mediados de julio, ha pasado de celebrarse en domingo por la mañana al sábado por la tarde y hemos tenido diversidad de condiciones climatológicas: desde calor asfixiante a librarnos por los pelos de tormenta como el año pasado. También ha habido leves modificaciones del recorrido por cuestiones de seguridad.

En lo que respecta a la prueba en sí, decir que coincide en su recorrido con la media maratón, aunque no ha habido ningún problema de convivencia en estos años, entre otras cosas por la insistencia de los organizadores en que se debe de circular por un lado concreto para evitar conflictos.

Por cuestiones de seguridad, la salida de la marcha nórdica no se hace en el mismo punto que la media maratón, teniendo que desplazarnos unos kilómetros, lo que para mí hace que se pierda en parte la emoción de una salida conjunta, multitudinaria y con público.

El recorrido es muy llano y se hace por asfalto en su totalidad, aunque el año pasado hubo un pequeñísimo tramo de tierra, lo que permite desarrollar una buena técnica de marcha y tener buenas marcas. Discurre en parte por el casco urbano y sobre todo por las riberas del rio Ucero, una zona de gran belleza paisajística.

La organización entrega una bolsa del corredor más que correcta, con camiseta conmemorativa, botella de vino, otras bebidas, fruta, etc. 
 
El avituallamiento durante el recorrido es excelente, no faltando en ningún momento agua, bebidas isotónicas, esponjas con agua, mangueras de ducha, etc, lo que ha sido imprescindible en los años de mucho calor, porque no hay que olvidar la fecha en que se celebra.

Al final de la prueba, más bebidas y abundante fruta fresca. Es de destacar también la cena que la organización ofrece después de la entrega de premios en un pabellón cercano, donde se pasa un muy agradable rato con los amigos.

Pero la marcha nórdica de El Burgo de Osma tiene otros atractivos que para nosotros son tan importantes como los deportivos para asistir a esta prueba. Y son los de carácter turístico-cultural. 
 
El Burgo de Osma es una ciudad monumental muy bien conservada, donde destacan, entre otros, su catedral, las murallas y la plaza y calle Mayor con sus soportales. Tiene una interesante oferta gastronómica en la que, para nosotros, destacan esas “barritas energéticas” en forma de torrezno para tomar en los bares de la calle Mayor.

En los alrededores de El Burgo de Osma se pueden hacer numerosas excursiones, como San Esteban de Gormaz, la ermita de San Bartolomé en el cañón del rio Lobos, la Fuentona, Calatañazor, Berlanga de Duero, la ermita de San Baudelio, las ruinas de Tiermes, el castillo de Gormaz, etc.

Por todo esto podemos decir que nuestra experiencia en la prueba de marcha nórdica de El Burgo de Osma es excelente y muy recomendable.
Pero como siempre hay que decir algo para mejorar, pediría a la organización que trabajase para poder hacer la salida conjunta con la media maratón, respetando lógicamente el orden y la seguridad. 

BENITO PÁRAMO 


Objetivo Burgo!! 
 

Participé por primera vez en la edición de 2018 de la MM Burgo de Osma, modalidad NW, cómo independiente, por casualidad y casi de incógnito.

Hasta entonces yo había practicado la marcha nórdica siempre por mi cuenta, al principio solo como actividad de recuperación de mis kilómetros de running pero poco a poco se fue convirtiendo en algo cada vez más intenso. Y alguien me informó de esta carrera, como algo divertido y no me lo pensé. Bueno, sí me lo pensé porque nunca me gustó demasiado competir, pero mi marido me animó y me ofreció toda la logística del viaje, reportaje de fotos… Vamos que me lo puso a …y allí que fui. 
 
El pueblo, la organización, el ambiente, todo me cautivó. Un recorrido precioso, las riberas del río Ucero en todo su esplendor, con las vistas al fondo, de frente y por detrás de su Castillo, su Catedral. Y esa llegada a la meta, recorriendo el resbaladizo empedrado de su calle mayor. Al final el arco y subidón!!

Nivelazo de participantes. Había de todo, sí, pero pude conocer otro Nordic, gente muy entrenada y “con mucha técnica”, algo que en mi ciudad no se veía ni de lejos. No solo el Nordic era la actividad física saludable que yo recetaba desde hacía años en mi consulta médica, sino que era también un gran deporte, muy muy técnico y mucho más que saludable. Y los que competían, gente encantadora deportivamente hablando, venida de casi todas las comunidades de España. Pero Aragón no tenía equipo que le representara.

En los meses siguientes disfruté mucho de esas endorfinas que segrega la competición y, ya enganchada totalmente a mis bastones, decidí dedicar todas mis escasas horas deportivas al Nordic y a perfeccionar su técnica. No volvería a competir hasta su siguiente edición, en 2019.

En enero de 2019 tres mañowalkers, locos por el Nordic, nos juntamos por casualidad y decidimos organizar nuestras motivaciones. Nacimos como “Club NW Más que Pasos”, con el objetivo fundamental de crear escuela en Aragón de NW y sobre todo perfeccionar nuestra técnica.

Pero pronto llegaría el mes de julio y de nuevo otra edición del Burgo. Y esta vez ya no iría sola, un gran equipo, con grandes personas, que nunca antes habían competido, vendrían conmigo. La experiencia fue todavía mejor que la primera. Aragón estaba presente en El Burgo y tenía equipo que le representaba!!

La organización de nuevo inmejorable, increíble la cantidad de voluntarios pendientes de cualquier cosa que se necesitara, la bolsa del corredor como no he visto otra igual, el número de participantes esta vez 50 (en 2018, 35), y su nivelazo, este año superior, con la presencia de la italiana Daniella Basso y Arantxa Pinedo, además de Sergi, Miren…!!

Y sin olvidar a los 3 árbitros que este año ponían el puntito de tensión en la prueba, cuando se te aparecían, cual hada malvada, con su block y bolígrafo incluidos, provocando incontrolables desajustes en los pulsómetros y una descoordinación motora completa y absoluta.

Pero que transformación la de mi manso y tranquilo equipo, después de su primera vez, llenos de endorfinas queriéndose comer el mundo de la competición. Ahora no hay quien les pare. Que maravillosa experiencia la de la carrera, la del megapicoteo de después, disfrutando de la gente del Nordic, haciendo amigos como Andrés, excepcional por todo.

A Andrés lo conocí en mi primera vez (2018), pero poco, solo pequeñas frases de cortesía y algún comentario que, como no lo conocía todavía, reconozco me descolocó momentáneamente. A partir de mi segunda vez, ya con equipo, la cosa cambió. Hubo ya conversación y risas y …al final amistad. Ahora me siento muy honrada y privilegiada por contar con su amistad, aunque a veces me cueste todavía entender su idioma (el Qanzio). Un tío noble y “de verdad”, con el que se puede contar. Por eso, si me pide unas líneas sobre mis experiencias en el Burgo, aunque no soy de publicar mis sensaciones, de cabeza.

Gracias Andrés. Habrá otras carreras en nuestra programación deportiva, oficiales o no, legal’s o alegal’s, pero “la del Burgo” es la de nuestra “presentación en sociedad”, y la que no faltará.

Objetivo Burgo, nos vemos en la XXI edición!! .

Zaragoza, febrero-2020
M. Nieves Casales Jasso
Club N.W. + QUE PASOS - ZARAGOZA 



Segundas partes” a veces SI son buenas… 
 
Hace dos años participé en la XVIII edición de la prueba de Nordic Walking de El Burgo de Osma, al abrigo de su media maratón, y tuve una experiencia estupenda: precioso recorrido, muy buen nivel de participantes (eso sí, algo escaso, como unos 35), una fenomenal acogida por la organización, y un batallón de voluntarios, que cada 2 km te ofrecían agua, esponjas empapadas y mangueras a modo de duchas. Con los 35ºC que hacía a las 19:00 de la tarde, aquello era más que necesario.
 
Este año he vuelto con la misma ilusión, pero con un montón de incertidumbres en mi cabeza: se suponía que venía acompañado, y al final he venido solo, como hace dos años – mi nivel de forma física se aproxima peligrosamente a “lamentable”- se esperaban 34 ºC y tormentas. En fin, no parecía muy clara la cosa.
 
Pero al menos tenía la determinación de tomármelo con calma, hacer noche sin darme la paliza de volver a Bilbao a las 9 de la noche con tres horas de viaje, y compartir con los compañeros de prueba unas cañas y una cena que ofrecía la organización. 
 
Por lo que fuera, una a una todas las incertidumbres fueron cayéndose, y uno tras otro la realidad de los acontecimientos fue convirtiendo el sábado 13 de julio en una jornada perfecta,
 
La temperatura tuvo la decencia de no pasar de los 30 ºC a la hora de la salida. Por si acaso, desde las 12:00 me fui hidratando con mi brebaje mágico (agua, limón, miel, sal marina, bicarbonato y azúcar), dos litros. 
 
En la salida fueron apareciendo los participantes, con un límite de 50 marcado por la organización. Un par de clubs llegaron con una nutrida representación; Bendhora con 17 participantes y Mas que Pasos de Zaragoza con 6, entre los dos constituían casi la mitad del cajón. Y luego una representación de muchísimo nivel de varios clubs: Hazten, CD Landederra, Club Maratón Rioja, Massana, NW Como de Italia, NW Lodosa, Alegals, seguro que me dejo alguno, por favor que me disculpe, y el que suscribe del Club Ipar Izarra Nordic Walking Bilbao. Desde luego, un nivelón dentro del actual ranking (oficial o no). 
 
La salida desde el puente de Güera hay que ganarla caminando unos 3 km desde El Burgo de Osma, pero se hace un paseo agradable que sirve también para calentar. 
 
En la salida se dan las indicaciones pertinentes, explicando que en la prueba hay 3 árbitros, también de alto nivel, con la intención de que la prueba se realice según la ortodoxia del Reglamento. 
 
A las 19:20 se da la salida, que, como siempre en mi caso, se produce con el máximo aporte de energía posible para no perder conexión con los de delante, y para posicionarme en “zona despejada” cuanto antes. 
 
Como siempre, con este tipo de salida, me mantengo a ritmo 2 ó 3 km, y luego indefectiblemente viene el bajón, que dependiendo lo que dure, define el tiempo final. 
 
En esta ocasión me ha costado conseguir un nuevo ritmo estable, algo así como otros 3 km. A partir de ahí he podido enlazar con un grupo con el que he conseguido llegar a meta, en una suerte de sucesivos establecimientos de “liebres virtuales”, desde luego no previstas, pero que ayudan a mantener un ritmo que permite recuperar, e incluso hacer un final más “airoso”. 
 
Estas circunstancias estuvieron amenizadas por, si cabe, un mayor batallón de voluntarios, muchísimos niños que con una enorme amabilidad y también gran disciplina, se alineaban a ambos lados del camino, cada pocos kilómetros, para ofrecernos agua y esponjas empapadas. De verdad,¡ chapeau ! y enorme agradecimiento a estos voluntarios y a quienes los coordinan. 
 
Otra circunstancia en esta prueba ha sido la convivencia con los corredores de la media maratón, que ha sido perfecta en todo momento, muchos de ellos animándonos cuando nos adelantaban. Algo parecido a lo que ocurría en otra prueba de gratísimo recuerdo como fue la extinta media maratón de Aranjuez, con Jose Luis Benavente y Jose Antonio Perez “Piri” al frente.
 
La llegada a meta tras dos vueltas al circuito fue a un ritmo fuerte, azuzado por los compañeros de grupo y la emoción de la proximidad de la meta.
Al llegar, medalla de “Finisher”, bolsa de avituallamiento que completa los regalos de la muy bien provista bolsa del corredor. 
 
En el esfuerzo del recorrido, aprecié muy sinceramente la presencia y ánimos de los compañeros Sole y Alfredo, que se habían hecho por la mañana, la popular de Valdegovía (Álava), y se bajaron a El Burgo de Osma por la tarde. Compartír unas cañas en la ya institucionalizada “hidratación” del tercer tiempo fue un auténtico gustazo. 
 
Y también compartir el reparto de premios en el que se reconoció a los primeros, femenino y masculino en tres categorías de edad. 
 
La prueba la ganó la italiana Daniella Basso, del NW Como con 1h 06 m, que materialmente “voló” por delante de Sergi García que, me quedo corto al considerarlo un portento. Poco puedo decir de la italiana, por motivos obvios de la distancia que me sacó (12 minutos), pero tuvo que ser una delicia verla marchar. 
 
Esta jornada perfecta acabó en el Centro cívico, en el que se nos ofreció un sustancial lunch, y en el que tuvimos ocasión de compartir la charla y las viandas con varios de los competidores a los que no puedo menos que empezar a calificar de amigos. 
 
Este es uno de los muchos aspectos positivos de la competición de Marcha Nórdica: puedes ser amigo de tus adversarios, y esto es algo que no es fácil conseguir en la vida. 
 
Como he dicho, hay que agradecer a los árbitros su labor, en pos de conseguir que la práctica sea ortodoxa y todos cumplamos las reglas. A mí me cayeron dos tarjetas amarillas. Ya tengo algo en lo que entretenerme para intentar que en la próxima competición no me asignen tarjetas. 
 
Y dentro de ellos, especialmente a Andrés Hidalgo, que multiplica sus roles como árbitro, organizador de la prueba, dinamizador para animar a la participación, relaciones públicas, en fin “alma mater” del evento. 
 
Conclusión, algo muy grave tiene que pasar para que me pierda la edición XXI.

Eduardo Gimenez
Club Ipar Izarra Nordic Walking Bilbao.



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